Presión baja, uno de los factores de riesgo para sufrir demencia
El uso de las habilidades cognitivas es la habilidad que todas las personas tienen para hacer uso de la razón, tener memoria y hablar correctamente, pero ¿qué pasa cuando se empieza a perder las funciones cerebrales? Ese padecimiento es conocido como demencia y pasa por múltiples razones, incluyendo la baja en la presión arterial.
Generalmente ocurre en una edad avanzada y con poca frecuencia en menores de 60 años, es por eso que varios estudios científicos se han enfocado en determinar cómo la baja en la presión arterial crónica aumenta el riesgo de que haya una pérdida del uso de las habilidades cognitivas.
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La presión arterial baja y la demencia
Los científicos han podido asociar la presión arterial con la demencia, pues está última ocurre cuando existe un flujo sanguíneo más lento, lo que causa que el cerebro no se oxigene correctamente, por lo tanto, esto tiene un papel importante en el desarrollo de este padecimiento, Alzheimer e incluso Parkinson.
Esto quiere decir que el enlace entre la presión arterial baja y un buen rendimiento cognitivo a esa edad es determinante gracias a la cantidad de sangre que llega al cerebro, lo que significa que los profesionales de la salud tendrán mejores herramientas para corregir este padecimiento.
Presión arterial baja
Es un padecimiento que en su caso más extremo puede provocar mareos y desmayos. En algunas ocasiones, la presión arterial baja puede ser potencialmente mortal si no se trata a tiempo.
Según Mayo Clinic, entre los factores más comunes por una presión arterial baja se encuentran:
- Embarazo. Debido a que el sistema circulatorio se expande rápidamente durante el embarazo, la presión arterial tiende a bajar.
- Problemas de corazón. Algunas enfermedades cardíacas que pueden provocar presión arterial baja
- Problemas endocrinos. Las enfermedades de la tiroides, el nivel bajo de azúcar en sangre y, en algunos casos, la diabetes pueden desencadenar una presión arterial baja.
- Deshidratación. Cuando el cuerpo pierde más agua de la que absorbe, se pueden provocar debilidad, mareos y fatiga.
- Pérdida de sangre. Perder mucha cantidad de sangre, como por ejemplo debido a una lesión importante o a un sangrado interno, reduce la cantidad de sangre en el cuerpo, lo que provoca un descenso grave de la presión arterial.
- Infección grave. Cuando una infección del cuerpo ingresa al torrente sanguíneo, se puede producir un descenso de la presión arterial que pone en riesgo la vida llamado choque séptico.
- Reacción alérgica grave. Los desencadenantes frecuentes de esta reacción grave que puede poner en riesgo la vida comprenden alimentos, determinados medicamentos, veneno para insectos y el látex.
- Falta de hierro en tu dieta. La falta de las vitaminas B-12 y folato puede provocar que el cuerpo produzca glóbulos rojos insuficientes (anemia), lo que genera presión arterial baja.
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Si tienes alguno de estos síntomas o conoces a alguien que los padezca y sea mayor de 60 años, acude a los especialistas para que puedan determinar si la presión baja puede desencadenar otros padecimientos como la demencia.