La inmunidad aparece como una de las posibles salidas a la pandemia global de COVID–19; sin embargo, la OMS asegura que no hay pruebas suficientes para asegurar que una persona no puede volver a enfermar de coronavirus

Pasaporte de inmunidad: un dudoso plan para volver a la ‘normalidad’

Tras el paso del punto máximo de contagio de este brote epidémico, distintos países que vivieron semanas en confinamiento total preparan estrategias para volver de forma escalonada a la actividad. Entre ellas, la propuesta de dar forma a un ‘pasaporte de inmunidad’ se ha discutido en Alemania, España y más recientemente en Chile. 

Un ‘pasaporte de inmunidad’ funcionaría como un mecanismo de control basado en un comprobante emitido a título personal, que certifica la imposibilidad de una persona para contagiar o ser contagiado de COVID–19, todo esto bajo el principio de que cualquier individuo que cursó la enfermedad y ahora está recuperado desarrolla anticuerpos que impiden un nuevo contagio.

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En teoría, el uso de estos pasaportes sería clave para reiniciar las actividades económicas de forma segura y permitir la libre movilidad de quienes ya enfermaron gracias a la protección que desarrolla el organismo para evitar una reinfección; sin embargo, la Organización Mundial de la Salud emitió una nota científica especificando que por el momento, no existe garantía de que la aparición de anticuerpos contra el COVID–19 en personas recuperadas sea sinónimo de inmunidad:

“En esta fase de la pandemia, los datos científicos sobre la eficacia de la inmunidad mediada por anticuerpos no son suficientes para garantizar la exactitud de un «pasaporte de inmunidad» o «certificado de ausencia de riesgo»”, afirmó la máxima autoridad en salud.

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Ante este escenario, la OMS previó los posibles efectos negativos de emitir estos certificados sin la certeza científica de la inmunidad posinfección: “Las personas que den por hecho que son inmunes por haber obtenido un resultado positivo en la prueba podrían hacer caso omiso de las recomendaciones de salud pública, por lo que el uso de estos certificados podría aumentar el riesgo de transmisión continuada”.

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Desarrollo de inmunidad, sin datos científicos que lo corroboren

El desarrollo de inmunidad ante un organismo patógeno en humanos suele ocurrir después de un par de semanas de manifestar la infección. 

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Se trata de la respuesta normal del organismo, que en primer lugar produce células que frenan la actividad del virus. Posteriormente, el sistema inmune produce anticuerpos llamados inmunoglobulinas que tienen la función de unirse al virus y finalmente, fabrica linfocitos T, células que reconocen y eliminan a las infectadas por el virus.

“La mayoría de estos estudios muestran que las personas que se han recuperado de una infección poseen anticuerpos contra el virus. Sin embargo, en algunas de ellas la concentración hemática de anticuerpos neutralizantes es muy baja, lo que apunta a que la inmunidad celular también podría desempeñar un papel crucial en la recuperación”, apunta la OMS.

Aunque está claro que las personas recuperada de COVID–19 desarrollan anticuerpos contra el virus como una respuesta inmune, lo cierto es que aún no existen suficientes evidencias científicas para saber cómo se produce esta respuesta, el tiempo que se mantiene activa y su eficacia:

“Actualmente no existen datos científicos que demuestren que las personas que hayan pasado la COVID-19 y presenten anticuerpos estén protegidas frente a una segunda infección”, aseguró la organización en comunicado.