Mientras la OMS asegura que los cubrebocas no son útiles, algunas organizaciones y científicos consideran que usarlos en el espacio público pueden sumar un poco para aplanar la curva y evitar contagios masivos

Los cubrebocas se han convertido en un producto de primera necesidad en todo el mundo. La demanda ha sido tal, que los estantes de supermercados y farmacias han quedado vacíos, mientras los productores no se dan abasto para surtir los pedidos ante una pandemia que está a punto de llegar al millón de casos confirmados y las 50 mil víctimas mortales.

¿Quién debe usar cubrebocas según la OMS?

Desde el inicio de la pandemia, la Organización Mundial de la Salud dejó un mensaje claro: los cubrebocas no resultan efectivos para contener al virus. En un comunicado oficial con consejos para la población sobre los cubrebocas, la máxima autoridad en salud especificó que sólo debían usarse en dos casos: si se trata de una persona sana que atiende a alguien con COVID–19 o si se presentan tos y estornudos.

cubrebocas

Esta recomendación fue secundada por instituciones de salud pública de todo el orbe. Sin embargo, algunos especialistas mostraron escepticismo hacia la medida, sobre todo después de analizar la relación entre el uso de cubrebocas en la población y los países que mejor sobrellevan la contención del virus en Asia.

Las razones de la OMS para desaconsejar el uso de cubrebocas en la población son tres:

En primer lugar, la Organización pretende desincentivar la compra de cubrebocas en el público para evitar el desabasto en hospitales y clínicas, una situación que puede poner en riesgo al personal médico que se encarga de combatir al virus en primera línea.

El segundo argumento de la OMS es que el uso incorrecto de un cubrebocas puede provocar un contagio en las personas que lo utilizan.

Y el tercero es que aprobar su utilización puede dar una falsa sensación de seguridad que lleve a bajar la guardia de otras medidas más efectivas, como el aislamiento social y un lavado de manos constante.

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La posición oficial de la OMS ha sido criticada por un grupo de científicos y especialistas que confirman que la utilización de cubrebocas es poco eficaz y la compra de mascarillas profesionales entorpece su distribución en centros de salud; sin embargo, consideran que mantener su uso en las personas que no pueden parar sus actividades (o aquellas que deben salir por víveres al espacio público) podría contribuir a aplanar la curva y evitar más contagios masivos.

“No usar cubrebocas es un gran error: un mensaje desde la experiencia

En una entrevista publicada por Science Magazine, George Gao, Director del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades consideró que subestimar el uso de cubrebocas era un error:

“El gran error en Estados Unidos y Europa, en mi opinión, es que las personas no usan cubrebocas. Este virus se transmite por gotitas y contacto cercano. Las gotas juegan un papel muy importante: tienes que usar una máscara, porque cuando hablas, siempre salen gotas de tu boca. Muchas personas tienen infecciones asintomáticas. Si usan cubrebocas, puede evitar que las gotas que transportan el virus escapen e infecten a otros”, afirmó.

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Desde entonces, distintas organizaciones como masks4all han compartido al menos una decena de estudios que demuestran que si bien los cubrebocas no son un mecanismo altamente efectivo, sí ayudan a reducir la probabilidad de contagio cuando una persona se expone en público, mientras organismos como el CDC (Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos) reconsidera su postura al respecto.

En resumen, no es necesario utilizar una mascarilla profesional de uso médico, que más que nunca quienes lo requieren son los profesionales de la salud. Algunas investigaciones han demostrado que fabricar un cubrebocas casero con dos capas de algodón puede cumplir parcialmente su cometido básico si se utiliza correctamente y aunque no posee la misma efectividad que una mascarilla médica y no lo sustituye de ninguna manera, todo suma para tratar de aplanar la curva y reducir las devastadoras consecuencias de esta epidemia.

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¿Cuáles son los tipos de tapabocas más comunes?

Los tapabocas se encuentran con diferentes niveles de protección y para ello hay unas convenciones internacionales que con base en este modelo definen el tipo de eficacia de cada uno. Los hay:

FFP1 : Este tipo de tapabocas tiene un 78% de eficacia. Se considera de filtración mínima. Tiene un 22% de fuga de hacia el exterior. Protege de residuos no tóxicos y no fibrogénicos  de polvo o aerosoles. Impide que se inhalen estos y olores molestos. Acá se encuentran algunos de las denominaciones tipo Tricapa que hoy por hoy son los más usados en el mundo.

FFP2 : Cuenta con un 92% de eficacia. De filtración mínima. Tiene apenas un 8% de fuga hacia el exterior. Al igual que el anterior protege de residuos no tóxicos y si frente a residuos fibrogénicos. Impide que inhalemos fluidos tóxicos de polvo, aerosoles y humo. Este tipo de eficacia se encuentra en los tapabocas conocidos como KN-95.

FFP3 : Cuenta con un 98% de eficacia de filtración mínima y apenas un 2% de fuga hacia el exterior. Actúa contra distintos tipos venenosos y tóxicos de polvo, humo y aerosoles. Es eficaz contra bacterias, virus y esporas de hongos. En este tipo de tapabocas se encuentran las denominaciones de N-95.

Antes de comprar un tapabocas es importante conocer cuál es el más conveniente para nuestra necesidad. Cuando se está en contacto con enfermos como es la situación ahora, es importante usar la mayor protección. Si no se está enfermo igual usar algún tipo de protección nos va a ayudar. En fin, depende de la necesidad y para ello nuestro médico y los profesionales de la salud serán sin duda los mejores consejeros.

Para mayor información o interés en la comercialización de alguno de estos productos comunícate al 55 3679 5715.