Cuál es la forma correcta de respirar y cómo oxigenarte para sentirte mejor
Se trata de un proceso básico que nos mantiene vivos, pero seguir la forma correcta de respirar puede hacer bastante más que eso por tu salud.
Es algo que hacemos por instinto. Pero, muchos de nosotros no sabemos hacerlo adecuadamente. Respiramos sólo superficialmente, o bien lo hacemos por la boca. En el primer caso, no proporcionamos el suficiente oxígeno a las células. Y en el segundo, resecamos la tráquea o la humedecemos demasiado, además de que dejamos pasar partículas que, de respirar por la nariz, se hubiesen quedado atrapadas ahí.
La nariz: más de lo que se ve
La nariz es mucho más complicada de lo que parece. Tiene tabique, cornetes y fosas nasales, que por dentro están recubiertas de mucosa con vellos que se llaman vibrisas, y que son los encargados de detener las partículas que de otro modo entrarían directamente hasta el pulmón. Si alguna de ellas logra colarse, viene el estornudo o la tos, mecanismos del cuerpo que expulsan lo que no debió entrar.
Las fosas nasales están forradas con un recubrimiento de mucosa, que protege a las terminaciones nerviosas que captan las partículas odoríferas del ambiente. En esa zona, las células de la mucosa calientan el aire a 36 grados centígrados, para que no se nos congele el árbol respiratorio. O bien, lo enfrían para que entre a nuestros pulmones a esa misma temperatura fisiológica.
La forma correcta de respirar
La respiración sirve, principalmente, para proporcionar oxígeno a las células, y para sacar el bióxido de carbono de desecho que resulta de las funciones celulares.
Ritmo fluido y constante: La caja torácica, que contiene a los pulmones y al corazón, es una especie de fuelle estupendamente diseñado para expandirse y contraerse al inhalar y exhalar. Dado que nuestra posición natural es estar de pie, la forma correcta de respirar es inhalar profundamente, expandiendo el tórax y volver a exhalar inmediatamente, sin retener el aire, es decir, dando a todo el proceso un ritmo fluido y constante.
Cuando estás acostado, el mecanismo cambia un poco, dado que los pulmones quedan ligeramente presionados bajo la caja torácica, así que se expanden hacia abajo, y entonces, en vez de expandir el torso, expandimos el abdomen.
Activa tu ritmo vital
- Si sigues la forma correcta de respirar, todo el organismo se beneficia. El corazón bombea sangre suficiente, las células completan sus funciones naturales y el producto de desecho sale limpiamente
- Cuando estás cansado tiendes a respirar más rápida y superficialmente. Y es que tu corazón se acelera y demanda más oxígeno. La manera de recuperar tu ritmo cardiaco normal, de desacelerar tu pulso, es controlar tu ritmo respiratorio, otra vez, respirando profunda y calmadamente
- La postura también es importante. Si caminas, te sientas, o duermes con la caja torácica doblada hacia delante y la cabeza inclinada hacia el pecho, estás bloqueando tus vías respiratorias y el aire tendrá problemas para entrar. Por eso, la postura recta, con la cabeza erguida, es la forma idónea para respirar, sobre todo cuando se trata de hacer respiraciones profundas.
Mecanismo anti-estrés
El ritmo respiratorio está muy ligado a tus emociones. Cuando sientes miedo, ira o nervios tiendes a hiperventilar como una reacción fisiológica natural al estrés. Y es que el cerebro percibe una amenaza y se acelera para enviar más sangre a los músculos y prepararlos para el ataque o la huida. Sí, es una respuesta primitiva.
La respiración profunda, pausada y rítmica hace que el pulso cardiaco se haga más lento, que los músculos se relajen y que el cerebro perciba que la amenaza ya pasó. Por eso, uno de los mejores mecanismos anti-estrés es hacer varias respiraciones profundas, para estabilizar los pulsos y recuperar la tranquilidad.
Aprende a regular tu respiración
- El Instituto de Neumología de la Universidad de Massachussets recomienda el siguiente ejercicio para encontrar la forma correcta de respirar, y también como una forma de combatir los estados emocionales alterados:
- De pie o sentado, con el cuerpo derecho y la cabeza elevada, haz cinco respiraciones profundas, siempre por la nariz
- En la última, retén el aire dos o tres segundos, suéltalo y comienza otra serie de cinco inhalaciones y expiraciones
- A medida que adquieras experiencia y condición, ve aumentando el número de respiraciones
- La meta es lograr 25 respiraciones seguidas, de manera que esto constituye un verdadero entrenamiento para regular a voluntad tu ritmo respiratorio, que en circunstancias normales debe ser de 16 respiraciones por minuto.
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Respiración que cura
Aprender a controlar la forma en que respiras te ayuda, entonces, no sólo a mantenerte vivo, sino que estimula tu sistema cardiovascular y contribuye a calmarte, a manejar el estrés, a sentirte más descansado y relajado. También puede hacer que duermas mejor y que tus funciones orgánicas se realicen con mayor eficiencia. Es capaz de calmar un dolor cuando provoca que relajes tus músculos y te da una sensación de control que hará mucho por tu estabilidad emocional.
Contra la contaminación
Todos respiramos aire contaminado, sobre todo si vivimos en grandes ciudades. Al ejercitar periódicamente tus pulmones, puedes ayudar a eliminar el exceso de contaminantes que están entrando a tu sistema respiratorio. El mejor ejercicio es la exhalación profunda. Para hacerla, saca de sus pulmones todo el aire que puedas, y después sopla para sacar más aire todavía. Y consejo extra: no te olvides de hacer unas cuantas respiraciones bien profundas antes de irte a dormir.
La respiración es tu aliento vital. Es lo que te mantiene vivo y funcionando. Vale la pena prestarle un poco más de atención. Si controlas y encuentras la forma correcta de respirar, dicen los antiguos tibetanos, podrás controlar tu vida. |
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