Aunque el daño ocular causado por el glaucoma no se puede revertir, su progresión se puede retrasar con un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado.

El glaucoma es una de las principales causas de ceguera en todo el mundo. Se trata de una enfermedad ocular crónica que se caracteriza por el daño progresivo del nervio óptico y la pérdida gradual de la visión, pero que se podría detectar en etapas tempranas mediante una revisión médica rutinaria.

Aunque el glaucoma no tiene cura, cabe destacar que con el tratamiento adecuado y oportuno se puede proteger la visión y evitar el daño al nervio óptico.

En sus inicios el glaucoma suele ser asintomático. De acuerdo con la Secretaría de Salud, 1.5 millones de mexicanos padecen esta enfermedad ocular, que con el paso del tiempo ocasiona la pérdida de la visión lateral y áreas sin visión, hasta llegar a la ceguera. De ahí la importancia de prevenirlo.

¿Qué ocasiona el glaucoma?

El glaucoma se produce cuando la presión intraocular (PIO) aumenta y provoca daño en el nervio óptico, aunque también hay otros tipos de glaucoma que pueden ser causados por factores como la inflamación ocular o una obstrucción del flujo sanguíneo hacia el nervio óptico. Y aunque no tiene cura, es importante destacar que con el tratamiento adecuado y oportuno se puede evitar dañar al nervio óptico.

“Como el glaucoma no presenta síntomas ni señales en la mayoría de los casos es importante acudir a revisión con el especialista, para que brinde la asesoría adecuada en caso de presentar algún signo,” comenta José de Jesús Gómez Roqueñí, Gerente de Promoción y Comunicación Rx Regional de Laboratorios Sophia.

¿Cuáles son los síntomas y señales de alerta?

Los síntomas dependen el tipo de glaucoma que se padece. A continuación, los explicaremos en una tabla:

Glaucoma de ángulo abiertoGlaucoma agudo de ángulo cerradoGlaucoma de tensión normalGlaucoma en niñosGlaucoma pigmentario
– Ausencia de síntomas en etapas tempranas
– Puntos ciegos en la visión lateral
– Dificultad para ver las cosas en la visión central
– Dolor de cabeza y ojos intenso
– Náuseas y vómitos
– Visión borrosa
– Halos o anillos de colores alrededor de las luces
– Enrojecimiento en los ojos
– Ausencia de síntomas tempranos
– Visión borrosa progresiva
– Pérdida de la visión lateral  
– Visión opaca o nublada
– Aumento de parpadeo
– Lágrimas sin llanto
– Visión borrosa
– Miopía que empeora
– Dolor de cabeza  
– Halos alrededor de las luces
– Visión borrosa al hacer ejercicio
– Pérdida gradual de la visión lateral

¿Quiénes corren riesgo de padecer glaucoma?

Aunque cualquier persona puede desarrollarlo, hay poblaciones que corren mayor riesgo:

  • Adultos mayores de 60 años, sobre todo hispanos
  • Afroamericanos con más de 40 años
  • Personas con antecedentes familiares de glaucoma
  • Gente con diabetes, migrañas, presión arterial alta y anemia de células falciformes
  • Aquellos que tiene miopía e hipermetropía extrema
  • Quienes han tenido alguna lesión ocular
  • Personas con córneas delgadas de la parte central
  • Gente que usa corticoides, sobre todo en colirios, por tiempo prolongado

El diagnóstico

Mediante un examen completo de ojos se puede detectar el glaucoma.

El glaucoma se diagnostica mediante un examen completo de ojos en el que se requiere dilatar las pupilas para examinar las estructuras del ojo. Con esta prueba, también se pueden detectar otros problemas oculares.

¿Cuál es el tratamiento para el glaucoma?

Aunque el tratamiento no puede reparar el daño en el nervio ocular, lo cierto es que sí puede detenerlo y evitar que la pérdida de la visión progrese. Dentro de los tratamientos más usados están:

  1. Medicamentos: El uso de gotas con receta médica es la forma más común de tratar el glaucoma, porque con ellas se disminuye la presión del ojo y se evita el daño al nervio óptico.
  2. Tratamiento láser: Mediante un procedimiento láser los médicos pueden ayudar a que el líquido del ojo se drene y, con ello, disminuya la presión ocular.
  3. Cirugía: Cuando las gotas y el tratamiento láser no funcionan, se aconseja realizar una cirugía para drenar el líquido del ojo y disminuir la presión ocular.

¿Se puede prevenir?

De acuerdo con la Academia Estadounidense de Oftalmología, se puede prevenir el glaucoma con exámenes exhaustivos y periódicos de la visión. Esta institución aconseja realizarlos de la siguiente forma:

  • Un examen cada 5 años si tienes menos de 40 años
  • Cada 2 ó 4 años si tienes entre 40 y 54 años
  • Cada 1 ó 3 años si tienes entre 55 y 64 años
  • Cada año si tienes más de 65 años
¡No dejes que el glaucoma afecte tu visión! Si se detecta a tiempo, con el tratamiento adecuado se puede prevenir el daño al nervio óptico y, por ende, evitar la ceguera.

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