Uno de los grandes errores de los adultos es dejar de lado su imaginación y fantasías. Nunca subestimes el poder de tu creatividad, pues puede abrirte puertas que jamás creíste posibles.

Cuando somos adultos aún seguimos soñando despiertos, hay fantasías que suceden  a lo largo de nuestro día, que son interesantes para nosotros y nos mantienen vitales, nos cargan de “frescura” en las rutinas.  Lo que permite que tengamos una personalidad con mayor brillo, un constante sentido de esperanza y búsqueda de lo que nos interesa, mayor posibilidad de profundidad en nuestro estilo personal.

 Los niños al jugar y el artista al lograr su arte, convierten este repertorio de fantasías diurnas y logros de  imaginación más conectados de sí mismos, en realidades que dan experiencias con buenos logros creativos de realización de deseos.

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¿Te has preguntado qué pasaría si esto que fantaseas en el día sucediera?

Realiza este ejercicio de imaginación y verás qué interesante lo que sucederá.

Piensa en alguna fantasía o imagen mental que has tenido en tu día por ejemplo, fantasear con ir a la playa en las próximas vacaciones, pintarme el cabello color berenjena, Tener una velada especial con mi pareja;  con este ejercicio podremos revisar si es algo realizable o no realizable. 

El solo hecho de detenernos a imaginarlo nos acerca aún más al pensamiento de  ¿qué pasaría si logramos nuestros deseos? lo que puede ayudarnos a concretizar y alcanzarlos. 

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¿Qué tan creíble te resulta lo que fantaseas y luego imaginar?

Imaginar permitirá diferenciar aquello que no tiene mucho sentido de realización para tu vida, respecto a lo que sí puede ser alcanzable y ahí es donde se  encuentra la riqueza de este ejercicio.

De ser un momento personal fuera de contexto a veces hasta egocéntrico, logras adecuarlo a tus recursos y en relación a tus posibilidades económicas, familiares y personales.

Es creíble y es alcanzable…

Poder discriminar qué de lo que fantaseas tiene que ver con lo que deseas es fundamental para poderlo llevar a cabo. Por eso el imaginarlo es una muy buena forma de conocernos, se liga de modo muy intuitivo a nuestro proyecto de vida y posibilidades reales de desarrollo personal.

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Para Hanna Segal, especialista en psicoanálisis y psiquiatría, imaginar es un instrumento que nos ayuda a plantear conjeturas que habilitan actitudes que  son motores de desarrollo.

Al imaginar y acceder a lo que es posible expresar, te conectas con inquietudes que han surgido desde tu pasado o deseas en un futuro; al poderlo nombrar “sacar a la luz” podremos pensar y tener mayor claridad de cómo conseguirlo. Así lograremos convincentemente y creativamente la realización de nuestros deseos. Como lo expresa esta frase “Si lo puedes creer lo puedes crear”.

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