El confinamiento derivado de la pandemia ha provocado una disminución de la actividad física, un grave problema reconocido por la OMS que afecta directamente en la calidad de vida

La pandemia de COVID-19 nos está poniendo muchas pruebas individuales y colectivas cuya magnitud desconocemos, así como sus posibles consecuencias en los hábitos y estilo de vida. El confinamiento social fue una de las medidas para responder a la actual crisis sanitaria, lo cual ocasionó el cierre de gimnasios, centros deportivos y parques, provocando una aumento considerable de la inactividad física en la población.

Efectos de la inactividad física

inactividad física

La inactividad física es reconocida como una pandemia global y ha sido sido identificada como el cuarto factor de riesgo principal para la mortalidad mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Existe gran evidencia científica que demuestra que del 6 al 10% de las muertes por enfermedades no transmisibles en todo el mundo, pueden atribuirse a la inactividad física. En 2018, la inactividad física fue responsable del 9% de la mortalidad por todas las causas, lo que equivale 5.3 millones de muertes que podrían haber sido teóricamente prevenidas si las personas que estaban inactivas hubieran realizado actividad física. (1, 4,5)

Informes recientes han estimado que globalmente, sólo un tercio de los adultos y un tercio de la población infantil,  alcanzan un nivel de actividad física necesario para prevenir problemas de salud. (2,6,7)

Además, crecer en un contexto familiar, donde los padres o tutores realicen actividad física, representa una importante influencia para la población infantil (8). Además de establecer el hábito de realizar ejercicio desde edades muy tempranas, representa seguir ese comportamiento hasta la vida adulta. (9,10)

Ejercicio y salud

inactividad física

La actividad física es uno de los pilares fundamentales para tener un buen estado de salud, especialmente a medida que se envejece, incluyendo una mejor calidad del sueño, menor riesgo de padecer obesidad, cáncer, diabetes y enfermedades cardiacas, y apoyo en el sistema inmunológico

También lee: Obesidad y diabetes: la epidemia que dificulta frenar el COVID–19 en México

Los estudios actuales han demostrado que la actividad física tiene efectos positivos en las respuestas del sistema inmunitario contra las infecciones respiratorias virales, ya que conduce a un aumento de la inmunidad contra las infecciones virales (11,12).

Tecnología a tu favor para combatir la inactividad física

inactividad física

Sin embargo existe una gran oportunidad. Para realizar actividad física en el hogar, se deben aprovechar los avances tecnológicos como son los rastreadores de actividad física, los relojes y teléfonos inteligentes, aplicaciones con rutinas adaptadas para el hogar. Estas herramientas ayudan, motivan y son anclas para romper con el sedentarismo y la inactividad física.

Te puede interesar: 5 canales de YouTube para hacer ejercicio en casa durante la cuarentena

Recuerda: a pesar de que existe el confinamiento, estar en casa no es impedimento para ser físicamente activos. Un estudio demostró que hacer ejercicio en casa fueron efectivos para mejorar la capacidad de ejercicio y la calidad de vida. (13) Sin embargo, también se debe centrar en romper el comportamiento sedentario, dado el tiempo que se pasa sentado y sin movilidad.  Por ejemplo, hacer sesiones de 3 a 5 minutos por cada hora, una mini caminata y estiramientos.

La OMS elaboró materiales prácticos para orientar a las personas sobre la relevancia de los ejercicios en el hogar. Esta iniciativa debe difundirse ampliamente para reconocer el impacto de la inactividad física sobre la carga de enfermedades, y para abordar esta emergencia sanitaria de COVID-19.

Por lo tanto, no interrumpir totalmente o cambiar el estilo de vida durante la cuarentena y mantener un estilo de vida activo en el hogar es muy importante para la salud de la población en general pero, especialmente, para aquellos con factores de riesgo y personas mayores.

Referencias

  1. Kohl 3rd, H. W., Craig, C. L., Lambert, E. V., Inoue, S., Alkandari, J. R., Leetongin, G., … & Lancet Physical Activity Series Working Group. (2012). The pandemic of physical inactivity: global action for public health. The lancet380(9838), 294-305.
  2. World Health Organization. (2004). Global strategy on diet, physical activity and health.
  3. Lee, I. M., Shiroma, E. J., Lobelo, F., Puska, P., Blair, S. N., Katzmarzyk, P. T., & Lancet Physical Activity Series Working Group. (2012). Effect of physical inactivity on major non-communicable diseases worldwide: an analysis of burden of disease and life expectancy. The lancet380(9838), 219-229.
  4. Olshansky, S. J., Passaro, D. J., Hershow, R. C., Layden, J., Carnes, B. A., Brody, J., … & Ludwig, D. S. (2005). A potential decline in life expectancy in the United States in the 21st century. New England Journal of Medicine352(11), 1138-1145
  5. Ezzati, M., & Lopez, A. D. (2003). Estimates of global mortality attributable to smoking in 2000. The lancet362(9387), 847-852.
  6. Guthold, R., Stevens, G. A., Riley, L. M., & Bull, F. C. (2018). Worldwide trends in insufficient physical activity from 2001 to 2016: a pooled analysis of 358 population-based surveys with 1· 9 million participants. The Lancet Global Health6(10), e1077-e1086.
  7. Hallal, P. C., Andersen, L. B., Bull, F. C., Guthold, R., Haskell, W., Ekelund, U., & Lancet Physical Activity Series Working Group. (2012). Global physical activity levels: surveillance progress, pitfalls, and prospects. The lancet380(9838), 247-257.
  8. Trost, S. G., & Loprinzi, P. D. (2011). Parental influences on physical activity behavior in children and adolescents: a brief review. American Journal of Lifestyle Medicine5(2), 171-181.
  9. Kohl, H. W., & Hobbs, K. E. (1998). Development of physical activity behaviors among children and adolescents. Pediatrics101(Supplement 2), 549-554.
  10. Craigie, A. M., Matthews, J. N., Rugg-Gunn, A. J., Lake, A. A., Mathers, J. C., & Adamson, A. J. (2009). Raised adolescent body mass index predicts the development of adiposity and a central distribution of body fat in adulthood: a longitudinal study. Obesity facts2(3), 150-156.
  11. Martin, S. A., Pence, B. D., & Woods, J. A. (2009). Exercise and respiratory tract viral infections. Exercise and sport sciences reviews37(4), 157.
  12. Harris, M. D. (2011). Infectious disease in athletes. Current sports medicine reports10(2), 84-89.
  13. Farinatti, P. D. T. V., Oliveira, R. B., Pinto, V. L., Monteiro, W. D., & Francischetti, E. (2005). Home exercise program: short term effects on physical aptitude and blood pressure in hypertensive individuals. Arq Bras Cardiol84(6), 473-9.
  14. Peçanha, T., Goessler, K. F., Roschel, H., & Gualano, B. (2020). Social isolation during the covid-19 pandemic can increase physical inactivity and the global burden of cardiovascular disease.