El nuevo coronavirus produce una inflamación sistémica del organismo y puede provocar la formación de coágulos que crean trombos y ponen en riesgo alto la vida del paciente

Mientras más se conoce del coronavirus, se descubre que su forma de actuar en los organismos más vulnerables está lejos de comportarse como una enfermedad vírica cualquiera.

De ahí que su letalidad alcance hasta 10 % en algunos países como México, donde la prevalencia de diabetes, obesidad, hipertensión y un conjunto de enfermedades crónicas se suma a un sistema de salud deteriorado, cuyo trágico desenlace acumula 8 mil 134 víctimas mortales hasta el momento.

Hoy los especialistas saben que conforme la enfermedad avanza, los problemas respiratorios son sólo una manifestación que culmina en una tercera etapa, conocida como fase de hiperinflamación, en la que se presenta neumonía, una respuesta inflamatoria sistemática y coagulación que da paso a trombosis, tanto en pulmones como en el resto de los órganos.

Aunque distintos medios han asegurado que la formación de estos coágulos sanguíneos en arterias o venas son un ‘misterio’ para la ciencia médica, en un artículo compartido en The Conversation, los especialistas Manuel Peinado Lorca, Catedrático del Departamento de Ciencias de la Vida e Investigador del Instituto Franklin de Estudios Norteamericanos y José Miguel Sanz, Profesor Asociado en Ciencias de la Salud, explicaron cómo se forman estos coágulos durante la infección por coronavirus y sus riesgos para la salud:

La relación entre los coágulos y la COVID–19

trombosis

Una de las funciones evolutivas que ha permitido al ser humano adaptarse al medio es la coagulación de la sangre. Se trata de un mecanismo que en términos simples, evita que se produzca una hemorragia incontrolable través de una pequeña herida y la sangre pasa de líquida a sólida. 

No obstante, “la formación de trombos, que nos ha salvado tantas veces la vida conteniendo las hemorragias, pasa factura en las enfermedades que cursan con anomalías endoteliales, entre ellas la COVID-19”, afirman los científicos. 

La trombosis ocurren porque el SARS-CoV-2 tiene la capacidad de entrar al endotelio vascular, las células que tapizan los vasos sanguíneos y provocar una inflamación, lo que se traduce en la formación de coágulos que impiden el flujo sanguíneo y de oxígeno al resto del organismo:

“Tanto las células epiteliales respiratorias y digestivas, como las células endoteliales que tapizan toda la superficie interna de los vasos sanguíneos, tienen unas cerraduras (receptores) que abre el SARS-CoV-2. La llave del virus es una proteína espiculada de su cápsula. El virus entra al cuerpo a través de la nariz, la boca o los ojos y después se aferra a las células epiteliales y endoteliales”.

Los síntomas de COVID–19 grave, claves para evitar trombosis

trombosis

Los científicos encuentran una correlación alta entre las personas que desarrollan trombos y su posibilidad de fallecer a causa del coronavirus y aunque no existe forma alguna de prevenir esta clase de trombosis (como sí ocurre con otras en las que se recomienda consumir una aspirina diaria), el mejor método para evitar complicaciones asociadas a COVID–19 es estar al tanto de los síntomas graves, señales de que la enfermedad está evolucionando de forma descontrolada y que significan una urgencia médica.

Conoce cuáles son los síntomas de COVID–19 grave y evita automedicarte. Aunque existen algunos fármacos que se están probando para medir su efectividad contra el coronavirus, no está comprobada su eficacia y algunos, como en el caso de la hidroxicloroquina, pueden comprometer aún más la salud del paciente. 

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