Detener la violencia de género en México en todas sus modalidades, los feminicidios, el derecho a decidir sobre su cuerpo en materia sexual y reproductiva fueron algunas de las consignas de las mujeres que marcharon el 8M

En una marcha histórica contra la violencia de género que reunió a decenas de miles de mujeres en la capital y a otras tantas en distintas ciudades de todo el país, las manifestaciones del 8M en México le dieron la vuelta al mundo.

Durante más de cuatro horas interrumpidas, las mujeres salieron a la calle en la Ciudad de México, partiendo desde el Monumento a la Revolución con destino al Zócalo capitalino para ir un alto a la violencia de género en el Día Internacional de la Mujer.

 

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A la vanguardia de la manifestación, las madres y familiares de víctimas de feminicidios y desaparición forzada. Algunos de estos casos son bien conocidos por la opinión pública y las mujeres que acompañaron el contingente mostraron solidaridad y empatía en un contexto de horror, donde a diario 10 mujeres son víctimas de feminicidio en nuestro país.

Un día antes, algunas de las fuentes más importantes del país (como la Diana Cazadora en la capital y la Minerva en Guadalajara) amanecieron teñidas de rojo, una poderosa protesta simbólica que anticipó la concentración histórica de mujeres de todas las edades del 8M. 

 

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Detener la violencia de género en todas sus modalidades, los feminicidios, el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo en materia sexual y reproductiva, la discriminación laboral y la brecha salarial, la libertad para transitar sin el miedo a ser acosada o sufrir violencia sexual, el acceso a la justicia para las víctimas, la búsqueda de mujeres víctimas de desaparición forzada y contra la revictimización, son solo algunas de las demandas más urgentes de este movimiento.

En la plancha del Zócalo capitalino, un colectivo decidió pintar los nombres de cientos de mujeres que han sido víctimas de feminicidio o desaparición forzada. Un acto de memoria que se unió a distintas formas de recordar el nombre de todas aquellas que hoy faltan a causa de la violencia machista.

 

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A diferencia de otras ocasiones, esta vez las acciones no se concentraron únicamente en la Ciudad de México. Las diferentes organizaciones de mujeres se dieron cita en localidades de todo el país para levantar la voz, especialmente en zonas periféricas como Nezahualcóyotl y Ecatepec, municipios del Estado de México que concentran la mayor cantidad de crímenes por violencia de género, donde ser mujer es un peligro latente y la mayoría de feminicidios y desapariciones forzadas quedan impunes.

La histórica marcha del 8M y el paro del 9M demostraron la organización de las mujeres como una fuerza de cambio real, que exige a las autoridades de todos los niveles y la sociedad en general hacer de México un país seguro para ser mujer, donde puedan salir sin miedo ni la incertidumbre de no volver a casa.

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