¿Recuerdas insistentemente acciones pasadas que te generan culpas? ¿Te sientes indeciso después de imaginar los múltiples escenarios que puede tener un problema? ¿Olvidas cuestiones importantes después de estar pensando una y otra vez en los mismos asuntos? ¡Tal vez estés pensando demasiado!
De forma similar a las vacas cuando se alimentan, pensar demasiado es una acción en la cual los pensamientos van y vienen en un proceso que no llega a una conclusión, (por algo también lo llaman rumiación de pensamiento) y sólo interfiere en la funcionalidad y bienestar de las personas, decía la fallecida psicóloga estadunidense Susan Nolen-Hoeksema.
Lo que lo genera
Pese a lo estéril que resulta, pensar demasiado es un hábito en muchas personas. Las razones son porque surge de necesidades tan básicas como controlar una situación llena incertidumbre, o por tener la sensación de que se hace algo para solucionar un problema.
Otros factores para repasar una y otra vez ciertos pensamientos es la búsqueda de la perfección o el deseo de cambiar eventos pasados mal manejados o vergonzosos, explicó la psicóloga Kimber Shelton a CNN.
Efectos de pensar demasiado
Las ganancias emocionales que da pensar demasiado, sin embargo, se diluyen cuando consideramos las limitaciones que genera hacerlo continuamente y que de acuerdo al psicoterapeuta y escritor brasileño Augusto Cury, son:
- Llevar a la indecisión, porque imaginar varios escenarios y sus posibles consecuencias, genera una serie de preocupaciones que terminan por paralizar
- Causar agotamiento, porque construir mentalmente numerosas opciones que la personas nunca concretan en el mundo externo, sólo genera estrés
- Dificultad para encontrar ideas nuevas cuando se hace una rutina mental y le quita -al cerebro- la tranquilidad que requiere para proponer ideas creativas
- Impedir el disfrute y resolución del presente, porque la persona vive atormentándose por situaciones pasadas y preocupándose por el futuro
Cómo detectarlo
Pensar demasiado no es fácilmente detectable. La similitud que tiene con otros procesos mentales que analizan una situación difícil (auto reflexión, resolución de problemas…) contribuye a ello. El primer paso para darse cuenta que se está cayendo en ello es cuando la gente se enfoca en cuestiones que no se pueden cambiar o en los contratiempos que generan las diferentes soluciones a un problema.
Otros comportamientos que esta práctica genera y de los cuales advierte Christopher Fowler, Director de Bienestar Profesional del Hospital Metodista de Houston, son: reflexionar sobre eventos pasados, repetir conversaciones desafiantes que muy difícilmente se tendrán, cuestionarse de una situación incómoda que nunca se resuelve y revivir mentalmente los errores.
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Cómo dejar de pensar demasiado
Ante el malestar que genera pensar demasiado y su poca utilidad, Deborah Serani, psicóloga y profesora del Instituto Gordon propone un método que consiste en que la personas se concientice cuando está cayendo en este hábito (por comentarios de otros o manifestaciones físicas). Ver si está en condiciones de cambiar la situación sobre la que constantemente piensa y en caso de que así sea, establecerse un plazo para hacerlo.
Además de ello, esta especialista da otros consejos para disminuir esta costumbre y evitar el malestar que produce. Estos son:
- Escribe las preocupaciones que tengas en una libreta para que se salgan del cerebro, así como las soluciones que lleguen a la cabeza
- Lleva un diario para expresar lo que sientes y piensas, y así liberarse de los pensamientos que tanto te agobian
- Practica regularmente meditación o yoga para desconectarse de los pensamientos, concentrándose en la respiración
- Mira el presente y sigue adelante, si esta costumbre comenzó con un evento pasado ante el cual ya no se pueda hacer algo más
- Si te impide dormir, piensa por un par de minutos y después, realiza alguna actividad de cuidado personal que te relaje
- Distráete con alguna actividad artística o intelectual que sea de tu interés. De esa manera, no te concentrarás en todo lo que gira sobre tu mente
- Programa entre 15 a 30 minutos cada día para hacer alguna actividad relajante al aire libre, como caminar o sacar al perro a pasear
Si aún con estas recomendaciones sigues pensando demasiado, la recomendación es acudir a un psicólogo. En ocasiones este hábito es uno de los síntomas que da el trastorno de ansiedad o una manifestación de un trauma del pasado (dos situaciones que requieren atención especializada). |
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