La obesidad viene de un sentimiento profundo, llamado insatisfacción

La salud emocional es esencial para nuestro bienestar; al conocer y reconocer nuestras emociones, nos hacemos responsables de ellas. Probablemente nunca lo habías pensado, pero nuestras emociones pueden provocar obesidad, a continuación te explico la razón.

Tus emociones pueden provocar obesidad

Las emociones son necesarias y adaptativas, pero también pueden desbordarnos y convertirse en situaciones que nos pueden descontrolar y llevarnos a adquirir malos hábitos y caer en depresión. Según los especialistas, la obesidad viene de un sentimiento profundo: “insatisfecho de amor y de afecto”. También se trata de una contrariedad en cuanto a mi territorio, que tengo la sensación de no tener, de perder, o bien de que no me respetan, como las posesiones o personas. Vivo una contrariedad que es reciente con relación a alguien o a algo que NO puedo evitar y que NO digiero.

El exceso de grasa en mi cuerpo almacenada, entre mi ser interior y el medio exterior, me indica que inconscientemente busco aislarme del exterior o incluso, que existe una emoción o un sentimiento preso “aislado” en mi interior, y que ya no quiero ver.

Con mi obesidad busco una forma de protección que acumulo en mis pensamientos. Hay un vacío entre el mundo exterior y el mío. Así escondo mi inseguridad al estar expuesto, al ser vulnerable y así, quiero evitar estar herido por críticas, que sabemos que vamos a tener, que la obesidad será un objeto de burla, menosprecio e inclusive rechazo hacia mí.

Mantengo emociones como el egoísmo y sentimientos que no quiero soltar. Es una rebelión frente al entorno. Es “gritarles” ¡Aquí estoy!

La comida representa un alimento emocional

Al no tener un adecuado manejo de las emociones, como en exceso para calmar MI VACÍO INTERIOR. Tengo una hambruna emocional. El sentimiento que tengo es “Vivo un GRAN sentimiento de abandono; “un vacío interior”; “una pérdida importante”, y el vacío vivido se vuelve muy difícil de soportar. “Me desvalorizo con relación a mi aspecto físico”, afirma la psicóloga Hedda Alvarez del Castillo.

La obesidad y los problemas emocionales se desarrollan en la infancia experimentando discriminación relacionada con el peso y una baja autoestima y puede llevar a la depresión, que, a su vez, contribuye grandemente a la obesidad.

Al comer compulsivamente cuando sufrimos ansiedad, “compensamos” la tristeza con dulces, carbohidratos y grasas en exceso que es lo que nos pide el cuerpo.

No es suficiente una dieta y ejercicio si no se tratan también las emociones. La raíz del problema está en el área emocional:

  • Desorganización
  • Impulsividad
  • Emocional
  • Traumática
  • Adictividad

Consecuencias de la obesidad

Los problemas de salud que se pueden derivar de la obesidad son diversos como: diabetes, problemas cardíacos, daño en las articulaciones, falta de respiración, desórdenes de sueño, estados de ánimo cambiantes y bajo nivel de energía.

La obesidad es causa y consecuencia de numerosos problemas psicológicos. Genera depresión, ansiedad, baja o nula autoestima, estrés entre otros.  

El vacío que sentimos y la frustración, nos lleva a comer emocionalmente. Y después de comer, del “atracón”, nos sentimos “bien”, pero al poco tiempo, nos entra una culpa que no nos deja en paz y es cuando le damos el paso a la depresión, al estrés o al enojo.

Si no atiendes tus emociones, tus “vacíos emocionales” y tus “frustraciones”, no lograrás llegar al fondo del problema. Y lo más importante, es que empezarás a somatizar y tendrás una pobre salud física.

Date la oportunidad de sanar tus emociones, valorarte, darte cuenta que eres una persona valiosa, la cual merece ser feliz y libre de todo tipo de enfermedades.

Informes y citas: Hedda Álvarez del Castillo, Psicóloga especialista en salud mental