Conoce cuáles son los principales mitos de las dietas proteicas y cómo funciona

Una dieta proteica es un plan alimenticio en la cual las proteínas cubren una mayor proporción de calorías del día. Dentro de este grupo se encuentran dietas bajas en hidratos en las cuales las proteínas se incrementan para cubrir las calorías del día.

De acuerdo con la Doctora Elizabeth Pérez Cruz y Mariana Larraguivel Campuzano, Coordinadora de la Clínica de Obesidad del Hospital Juárez y Nutrióloga adscrita a la Unidad de Soporte Nutricional y Metabolismo de esta misma institución, existen mitos alrededor de la dieta proteica, que deben dejarse de tomar como ciertos.

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Mito: Modificar drásticamente tu alimentación transformará tu metabolismo

Realidad: Un cambio radical en las calorías y la distribución de los nutrimentos puede generar descompensaciones. Es mejor que estas correcciones sean paulatinas, principalmente en las personas que durante un tiempo han consumido una dieta poco balanceada con más de las 2 mil calorías diarias que suelen recomendarse a las personas sanas.

Mito: Los carbohidratos son perjudiciales

Realidad: Aún cuando el consumo excesivo de los alimentos que los contienen produce sobrepeso, genera hígado graso o dislipidemias (elevaciones en las grasas internas), dejar de ingerirlos también puede provocar pérdidas musculares o descensos en los niveles glucosa. De estos últimos es de subrayar el malestar general, las cefaleas y los desmayos que producen.

Mito: Las proteínas deben incrementarse

Realidad: Un incremento considerable en alimentos ricos en estos macronutrimentos puede afectar al riñón, sobre todo si el individuo ya padece alguna enfermedad renal o toma algún complemento proteico en polvo o cápsulas. Para evitar que esto ocurra, acude al médico si observas que tu orina es espumosa o los niveles de tu presión arterial han aumentado.

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Mito: Los lácteos no son indispensables

Realidad: Aunque es posible vivir sin ellos –tal como lo demuestran las personas intolerantes a la lactosa- es importante que consumas otros alimentos que contengan calcio, fósforo y magnesio (hojas de verdura verde, sardinas, amaranto, avena, frutos secos) para mantener una buena reserva de estos minerales y prevenir la osteoporosis en la vejez.

Mito: Las frutas y leguminosas tienen que evitarse

Realidad: La fibra, vitaminas y minerales que estos alimentos contienen, los hacen muy nutritivos aun cuando tengan carbohidratos. Antes de prescindir de ellos, deja de consumir productos que contengan hidratos de carbono simples sin ningún aporte nutrimental, como los que se elaboran con harinas procesadas o azúcares refinados.

Mito: Las grasas pueden sustituir a los carbohidratos

Realidad: Con el argumento de que los azúcares aumentan los triglicéridos en la sangre (grasas que en exceso provocan el endurecimiento y estrechamiento de las arterias), se ha sugerido que las grasas ocupen su lugar. Si haces este intercambio, procura que las grasas proceden del aguacate o de frutos secos (almendras, pistaches, nueces, cacahuates), para que tu colesterol no se incremente.

Mito: Los nutrifármacos ayudan a bajar de peso

Realidad: A pesar de su nombre, se deben tomar con reservas y recomendados por algún médico, ya que se trata de suplementos que no tienen aval farmacéutico y pocas veces tienen las cantidades suficientes de los aminoácidos (triptófano y GABA), precursores de los estados de ánimo que ayudan a enfrentar la ansiedad por los carbohidratos.

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Si quieres hacer una dieta proteica, recuerda que las personas recomendadas para la implementación de un nuevo plan nutricional son los expertos en nutrición y de preferencia en conjunto con un entrenador que pueda comprender las necesidades en proteínas y carbohidratos de cada persona.