Descubre los peligros de las smart drugs, los fármacos que prometen mejorar el rendimiento intelectual, así como su efectividad y efectos secundarios.

Diseñados para tratar el déficit de atención, la narcolepsia y las secuelas de eventos cerebrales, las Smarts drugs como el Metilfenidato, Modafinilo, Piracetam y Adderall, son ejemplos de medicamentos cuyos efectos inmediatos en el cerebro los hacen muy atractivos para quienes enfrentan altas cargas de trabajo intelectual. Sin embargo, su consumo puede ser riesgoso cuando se usan para aumentar el rendimiento intelectual, sin un respaldo científico.

Smart drugs, ¿cómo afectan al cerebro?

Las Smarts drugs son medicamentos cuyos efectos inmediatos en el cerebro los hacen muy atractivos para quienes enfrentan altas cargas de trabajo intelectual.

Comúnmente conocidos como Smart drugs, potenciadores cerebrales o nootrópicos sintéticos, la forma en que funcionan estos fármacos en el cerebro también establece límites para su eficacia. Para comprender mejor esta dualidad y las razones por las que su consumo es tan cuestionado, conversamos con el Dr. Alejandro López Pizano, internista, neurólogo y miembro del Consejo Mexicano de Neurología, quien comenta.

1. Las Smart dugs se recetan de manera inapropiada

Su consumo inició después de que algunos médicos experimentaron con ellas, mientras otros las recetaron sin contar con una especialidad en neurología o psiquiatría, a personas que decían tener problemas de atención, memoria y rendimiento, sin siquiera realizar previamente una historia clínica del paciente.

2. Son diferentes a los suplementos

Las smart drugs no funcionan de la misma manera que los suplementos que se venden en tiendas naturistas o sitios de comercio electrónico bajo el nombre de nootrópicos naturales, los cuales sólo “acondicionan” al cerebro para mejorar su rendimiento.

No funcionan de la misma manera que los suplementos que se venden en tiendas naturistas o sitios de comercio electrónico bajo el nombre de nootrópicos naturales, los cuales sólo “acondicionan” al cerebro para mejorar su rendimiento. En contraste, estos productos farmacéuticos modifican la secreción de neurotransmisores, esenciales para realizar las capacidades cognitivas.

3. Provocan reacciones secundarias

Como todo medicamento, pueden tener containdicaciones por su consumo, especialmente cuando quienes buscan una mejora cognitiva optan por presentaciones de liberación inmediata, experimentando una explosión de energía súbita. Algunas de estas reacciones incluyen mareos, dolor de cabeza, taquicardia y temblores en las manos.

4. Podrían tener efectos a largo plazo

Aunque no se dispone de registros sobre el impacto que estos productos tendrán en los jóvenes y adultos que hoy los usan para aumentar su rendimiento (llevan menos de 10 años usándose con este fin), se cree que pueden hacer que el cerebro sea menos eficiente debido al continuo proceso de adaptación que genera su consumo.

5. No garantizan un funcionamiento integral del cerebro

Los efectos de las Smart drugs (mantenerse más atento y despierto) no aseguran que se realicen adecuadamente otros mecanismos cognitivos, como el análisis de la información y la consolidación del conocimiento. Además, la actividad excesiva a la que se somete al cerebro puede llevar a un deterioro por falta de descanso.

6. Provocan trastornos del sueño

Al estimular neurotransmisores activadores y optar por presentaciones de liberación inmediata, se generan dos efectos: el primero es que el consumidor cae en un círculo vicioso en el que no descansa durante la noche y se encuentra en un estado de hiperalerta pero desenfocado durante el día; el segundo es un sueño profundo una vez que pasa el efecto de estos productos.

7. Las Smart drugs pueden generar adicción

Estos productos farmacéuticos tienen acciones similares a las drogas (algunos actúan como anfetaminas), especialmente en personas con depresión o trastornos afectivos no diagnosticados. Esto crea una sensación de falso bienestar, haciendo que crean necesitar estos medicamentos cuando, en realidad, sólo disfrutan de su efecto.

8. No ofrecen ventajas intelectuales

Aunque mantienen a las personas más despiertas y atentas, no las hacen más inteligentes. El razonamiento y la capacidad de análisis no dependen de estos fármacos. Así que, si alguien los toma antes de un examen o evaluación para competir por un puesto, no obtendrá una ventaja si no ha desarrollado previamente éstas y otras capacidades cognitivas.

9. Pueden revelar otras condiciones psicológicas

El consumo smart drugs puede revelar otros problemas psicológicos no diagnosticados, cuyos síntomas se manifiestan cuando uno de estos fármacos incrementa ciertos neurotransmisores, y el cerebro, en un intento de regulación, disminuye otros. El síntoma más evidente de este desequilibrio es la pérdida de interés en actividades que antes eran placenteras, mientras aumenta el deseo de consumir estas sustancias.

10. Se consumen por una cuestión emocional

En entornos de alta exigencia laboral y académica, se está volviendo común que las personas los tomen más por la necesidad de sentir un «extra» que por una exigencia real del entorno, creyendo que así están al 100% de sus capacidades.

Aunque las nuevas generaciones están experimentando una nueva gama de sustancias conocidas como Smart drugs, que se cree aumentan las capacidades mentales, su consumo puede ser riesgoso y adictivo. De ahí la importancia de consultar a un especialista antes de tomar estos fármacos o cualquier otro medicamento.

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