Si crees que tu pareja ha perdido el deseo sexual hacia ti, piénsalo dos veces después de conocer sobre este trastorno

Al principio, el deseo sexual con tu pareja es lo más alto. Conforme pasan las semanas, el cocktail hormonal que ocurre en su cerebro provoca una atracción imposible de resistir y el sexo es cada vez mejor. Pero de repente, sin siquiera advertirlo, su vida sexual comienza a cambiar. Los encuentros reducen en número e intensidad y aquellas noches que asegurabas culminarían con una sesión de sexo intenso como en el pasado, ahora se traducen en momentos que no son necesariamente eróticos. 

Día tras día, el deseo sexual de tu pareja disminuyen mientras tu inseguridad crece cada vez más. Preguntas llenas de incertidumbre asaltan tu mente: “¿Será que ya no le atraigo más? ¿Estará aburrida del sexo conmigo? ¿Tendrá otra pareja sexual?”, te preguntas sin atreverte a expresarle a tu pareja tus sentimientos al respecto. Pero…

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¿Cuáles son las razones que impulsan a una mujer a dejar de tener sexo con su pareja?

A decir de las especialistas en el tema, se trata de una situación compleja que no responde a un factor único. Mientras algunos profesionales de la psicología afirman que se trata de un problema médico conocido como trastorno de deseo sexual hipoactivo femenino (TDSH por sus siglas), otros se decantan por afirmar que la explicación es mucho más sencilla.

Trastorno de deseo sexual hipoactivo femenino: ¿un problema real?

La respuesta desde la psicología respecto a la falta de deseo sexual femenino resulta más que polémica. El trastorno de deseo sexual hipoactivo (TDSH) es un diagnóstico que cada vez se escucha con más fuerza en las visitas al consultorio del especialista de cabecera. Según la Sociedad Norteamericana de Menopausia (NAMS) este problema es tan común que más de un tercio de la población de mujeres adultas en los Estados Unidos llegarán a experimentarlo alguna vez en su vida:

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 “El TDSH es una deficiencia o ausencia de fantasías y deseo de actividad sexual. Este disturbio debe causar marcada angustia o dificultad en el trato interpersonal”, afirma la NAMS.

La noción de la existencia del TDSH femenino es ampliamente debatida por especialistas críticos que aseguran, se trata únicamente de un pretexto para crear un mercado tan amplio como el del viagra, que reporta más de 1.5 billones de dólares anuales. Esta es la opinión del doctor Ray Moynihan, académico y periodista australiano que formuló la hipótesis anterior en un artículo publicado en el British Medical Journal en 2003.

Siguiendo esta corriente, la falta de deseo sexual en las mujeres sería entendible como un proceso natural, lleno de altibajos, donde situaciones orgánicas tan comunes como el ciclo menstrual femenino influyen poderosamente para delimitar el líbido o bien, algunas afecciones complejas (como la menopausia, vaginitis y otras complicaciones) provocan una inhibición del deseo sexual. 

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No obstante, la recomendación general de sexólogos es que la falta de deseo se debe a situaciones sentimentales y que hablan sobre el estado general de la pareja.

El primer paso para afrontar este fenómeno es considerar que no hay norma que valga para explicar la sexualidad humana. Las necesidades de cada individuo varían dramáticamente y de la misma forma que puede haber parejas que se sientan plenas teniendo sexo una vez al mes, es posible encontrar personas que necesiten practicarlo más de tres veces por semana para sentirse satisfechas. 

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Cuando la satisfacción en cada integrante de la pareja es dispar, es momento de charlar y tratar de resolver las situaciones que lo provocan.

De la misma forma que no hay un número ideal de encuentros sexuales, tampoco existe una fórmula mágica para mantener el erotismo y la pasión en su nivel más alto en pareja.

El principal error es comprender el sexo como un hecho aislado e independiente de todos los demás factores que envuelven a una relación, y no como parte integral de la misma y termómetro de la satisfacción general de una pareja sobre su realidad. Para el sexo no hay regla: si a ambos les parece satisfactorio tener sexo una vez al mes o tres veces al día, da igual. Lo esencial es sentir satisfacción, seguridad y confianza al hacerlo.